Disfruto con Internet, me encanta hojea y ojear el contenido de miles de sitios web y me siento completamente atraido por los diseños vanguardistas y las filigranas programadas en este loco mundo. Pero creo que es el momento de romper una lanza a favor de los usuarios aletargados, inconstantes, intranquilos, autodidactas, ausentes o dispersos (entre los cuales me incluyo), que descubren las nuevas realidades conceptuales con menos fluidez y menos entereza que otros ávidos internautas.
La locura conceptual en la que estamos inmersos creo que no tiene fin. Ahora, lo que más me preocupa es el poco tiempo que tenemos para integrarlos en nuestro vocabulario o hacer un uso adecuado del concepto en sí. Ya no hablo de la «puesta en escena» ni de todo lo que implica cada uno de esos neologismos apabullantes. Hablo de su repercusión en nuestro entorno y en el mundo real que nos toca vivir.
Wikis, weblogs, webquest, vblogs, fotolog y otros muchos que se me escapan en este momento inundan la red. Y a partir de estos empezemos a contar las posibles variantes: blogger, blogosfera, wikitacora, wikitexto, tikiwiki, videoblogging, etc. Y todo eso hablando de la creación de espacios en la red. Porque si empezamos a hablar de wifi, post, nickear, cookies o gadgets podríamos no parar.
Todavía no conozco ningún «Wordspy» español (ya me salió otro término!) que vaya un poco más allá de wikipedia, pero creo que empiezo a necesitar uno que me explique muchas cosas.
El problema de todo esto es que empiezo a pensar que se esta popularizando una jerga que entremezclada con el vocabulario más habitual produce tal disonancia que ni los miembros de la RAE van a saber descifrar en los próximos 20 años. Siendo suave quien no ha preguntado alguna vez: ¿tienes bluetooth en el móvil?. O por ejemplo que me expliquen, rizando más el rizo, que es un semillero de feeds. De todas formas, para cosas raras, amorfas, inaceptables y pasadas de rosca me quedo con el bluejacking y el toothing que hace ya tiempo comentó Julio Alonso. Pero no os preocupeis que a pesar de la existencia de estos términos algunos de ellos no eran más que hoax. ¡Ups, Ya me salió otro!