Esta frase, que habremos oído en más de una ocasión, hoy en día podría tener un gran valor en el estudio de las redes sociales, especialmente cuando profundizamos en la psicología social para dotarla de sentido.
El gran Fritz Heider, psicólogo austriaco y una gran referencia de la escuela de la Gestalt, ha sido reconocido en la historia de la psicología social por su famosa teoría de la atribución. Pero fue también autor de la Teoría del Equilibrio Social. En ella formulaba que una persona acostumbra a estar de acuerdo con otra persona que le agrada, con quien tiene un afecto positivo, mientras que tiende a no estar de acuerdo con alguien que le desagrada.
Es la forma que tenemos de encontrar el equilibrio y generar así situaciones consistentes y coherentes con nuestro entorno y con nosotros mismos. Otros reputados psicólogos como Theodore Newcomb o Harold Kelley extendieron las teorías de Heider al campo de la comunicación. También lograron avances importantes en la explicación de los procesos de atribución e interacción y, en general, en el estudio de la relaciones interpersonales.
Pero continuando con la teoría del equilibrio, encontramos algunas formulaciones más de su creador que han sido estudiadas y que confirman que algunas redes de relaciones son más estables que otras.
De esta manera, un artículo reciente de Michael Szell, Renaud Lambiotte y Stefan Thurner, titulado Multirelational organization of large-scale social networks in an online world, viene a reforzar los argumentos de Heider al señalar que en las relaciones positivas tendemos con mayor probabilidad a corresponder a las acciones y los sentimientos de los demás que en las relaciones negativas.
Este estudio se basó en el análisis de los tipos de relación e interacciones de 300.000 usuarios participando en un juego online (Pardus). Se proporcionaban seis tipos de interacciones: la comunicación, la amistad, el comercio (interacciones positivas), la hostilidad, el castigo y la agresión (interacciones negativas). Cada una de estas interacciones definía una red en sí misma y el conjunto de redes se combinaba para crear una gran red.
Algunos aspectos de sus conclusiones resultaban evidentes aunque nunca antes habían sido estudiados a gran escala. Así por ejemplo, en la interacción entre redes había solapamientos. Es decir, la comunicación y la amistad se superponían por una evidencia clara: los amigos se comunican. Por el contrario, la hostilidad y el comercio no se superponían.
Igualmente cuando un jugador decidía reclamar la amistad de otro, éste le correspondía. Pero cuando un jugador decidía declararse como enemigo de otro, el segundo no correspondía, debilitando las relaciones y la estabilidad de la red.
Estos patrones de comunicación nos ayudan a determinar que en nuestras relaciones las atribuciones individuales y los vínculos positivos o negativos son los que confieren estabilidad a la red o los que la debilitan/fortalecen su existencia.
Buscamos situaciones de equilibrio porque nos sentimos más cómodos y estas se producen cuando uno está de acuerdo con un amigo o está en desacuerdo con una persona que le disgusta.De ahí que seamos más propensos a pensar que «el amigo de mi enemigo es mi enemigo» que a considerar enemigo al amigo de un amigo.
Más información:
– «The friend of my enemy is my enemy»: Virtual universe study proves 80 year old theory on how humans interact – Imperial College London
–Multirelational organization of large-scale social networks in an online world. Supporting Information – Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
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La frase correcta es: el enemigo de mi enemigo es mi amigo. Sun tzu, el arte de la guerra. Autor: Sunzi